dimecres, 29 d’agost del 2012

EL CICLO INFINITO DEL AGUA DE LAS CUBIERTAS VEGETALIZADAS


Todo el mundo lo sabe y asume: el agua es un bien esencial. En el mundo occidental, abrimos un grifo y allí está: un chorro limpio y diáfano de líquido potable, inodoro, inocuo... e imprescindible. Nos hemos acostumbrado a ello, y la mínima sombra de prescindir de ese privilegio nos inquieta durante las cada vez más frecuentes sequías. En España, esa conciencia trasciende cada vez más, con lo que el consumo de agua medio está por debajo de 300 litros por persona y día. La media Europea está en unos 350 y la norteamericana en 600. El mínimo que recomienda la ONU es 50, que no se alcanza en gran parte del tercer mundo.
Los usos principales son la agricultura y la industria. El consumo doméstico alcanza el 15%.
De este consumo, el 40% es agua potable para cisternas de baño. En España, más de 800 millones de litros de agua depurada y potabilizada, lista para beber, se utilizan cada día para limpiar tazas de WC. O lo que es lo mismo, 1 embalse de tamaño pequeño (30hm3) entero se vacía mensualmente sólo para ese uso.
Las medidas aplicadas en algunos casos para minimizar ese despilfarro son bien conocidas: desde sistemas de doble descarga, a ladrillos en la cisterna para disminuir la cantidad de agua.
Sin embargo, seguimos utilizando agua de boca para un uso que no ha evolucionado apenas en 100 años.
La mejor solución es sencilla: reutilizar agua. Pero, ¿cómo? Mediante una cubierta vegetalizada con sistema Babylon.
La cubierta vegetalizada ligera consiste en una cubierta deck metálica aislada con vegetalización incorporada y adaptada al clima ibérico.
El ajardinamiento de cubiertas presenta grandes ventajas: Desde un mejor aislamiento térmico hasta la compensación de emisiones de CO2 y una mejora evidente en estética y confort general.
Sin embargo, necesita regarse a un ritmo de 1,5 litros por día y metro cuadrado. Pues es en ese punto donde comienza el ciclo infinito del agua:
-Las aguas grises del edificio son aquellas provenientes de duchas, bañeras y lavamanos. Se recogen en un circuito separado y se envían a un filtro.
-Una vez filtradas, se elevan a la cubierta para ser utilizadas en un sistema de riego por goteo.
-El agua de riego atraviesa el sustrato y el drenaje, alimentando las plantas. El agua sobrante de la cubierta vegetal, cae al fondo de la misma, y es recogida por el sistema de desagües, juntamente con el agua de lluvia. Ése es el sistema Babylon, desarrollado por las empresas Asepma y Vivers del Ter.
-Esta agua, depurada de manera natural por la vegetalización, se almacena por muy poco tiempo, para impedir su deterioro.
-Finalmente, entra en el circuito de alimentación de las cisternas de los WC, donde es utilizada para las descargas.
-Añadiéndole al sistema una microdepuradora de aguas negras, de tipo físico, las mismas aguas del WC pueden ser utilizadas juntamente con las grises para el riego de la cubierta, con lo cual el ciclo vuelve a empezar.

En este ciclo, la aportación de agua potable de red queda restringida al uso de higiene humano, que crea las aguas grises, y de electrodomésticos.

Así, en ciertos edificios, como polideportivos, el ahorro total de agua puede ser de 2,5 millones de litros anuales. Y todo sin contar con la aportación de aguas pluviales, que también se recuperan. No olvidemos que de media sobre cada metro cuadrado de cubierta en España caen anualmente unos 400 litros de agua que pueden aprovecharse totalmente.

En definitiva, todo un mundo de posibilidades sin grandes sobrecostes, que pueden permitir que digamos, al entrar en el baño: “voy a regar las plantas”. 

divendres, 17 d’agost del 2012

SENSE EFICIÈNCIA PASSIVA NO POT EXISTIR L’ACTIVA


L’eficiència energètica a l’edificació és indispensable no només per reduir L’enorme malbaratament provocat per l’ús d'edificis, sinó també per racionalitzar els costos i recursos emprats en aquest sector, tant en inversió com utilització.
Gairebé sempre, i, tant en obra nova com sobretot en rehabilitació, les mesures per millorar l’estalvi energètic es centren en actuar sobre els equipaments de confort. S'incrementa el rendiment de les instal·lacions tèrmiques, es treballa en l’optimització de l’enllumenat i es renegocia la contractació de subministrament d'electricitat, entre d'altres. I és cert que totes elles, un cop valorades adequadament, ofereixen uns períodes de retorn de la inversió raonablement curts. Tanmateix, massa sovint, l’eficiència energètica passiva, aquella que ofereix el propi edifici i en particular les seves envolvents, son deixades de banda o limitades a petites mesures d'increment d’aïllament o millora d'alguns elements, com ara les fusteries.
Si bé és cert que els períodes de recuperació son més llargs, una envolvent ben dissenyada i eficaç és essencial per garantir que qualsevol altre mesura aplicada millorarà el comportament energètic de l’edifici.
Així, caldria tenir en compte alguns punts basics, però summament importants en el disseny d'una façana:
-L’aïllament tèrmic és molt més que aplicar un gruix determinat d’aïllament. Cal tractar cadascun deis ponts tèrmics, sobretot voladissos i estructures passants.
-Les proteccions solars exteriors són sempre més eficaces que molts envidraments d'altes prestacions, i a més permet utilitzar vidres més transparents i econòmics.
-El disseny de la façana ha de ser estudiat no només segons la orientació, sinó també en funció de l’ocupació i ús de l’edifici a cada moment i època de l’any.
-Cal optimitzar la relació entre forats i zones opaques, per arribar a la millor solució entre aportació de llum natural, pèrdues calorífiques i entrada de radiació solar. Per això cada façana ha de ser estudiada independentment. . '
-Cal estudiar la reflectivitat del parament exterior y de la inèrcia tèrmica del conjunt. Molt sovint, massa absorció solar reescalfen el parament durant bona part de l’any .
-Les solucions de doble pell cal simular-les informàticament. En ocasions, càlculs poc curosos motiven efectes indesitjats, com la necessitat d'utilitzar refrigeració a l’hivern.
En definitiva, sense una bona pell, l’edifici mai funcionarà correctament passivament, ocasionant que tampoc ho faci de manera activa.

dilluns, 13 d’agost del 2012

Japón: La obsesión por el sentido común

Difícil ver una corbata. A finales de este mes de junio, con una temperatura en la calle de entre veintisiete y treinta grados y con una humedad rondando el ochenta por ciento, las calles de Tokyo, como siempre atestadas de "salarymen", mostraban un detalle muy visible. Los cuellos blancos de las camisas de esos trabajadores de oficina enmoquetada y de fluorescente de luz fría, se mostraban extrañamente abiertos y desprovistos de corbata en su inmensa mayoría. Algunos incluso, ya sin chaqueta. Sólo en Ginza y Nihonbashi se veía todavía algún riguroso traje completo y abotonado. ¿Qué ha motivado esta inusual ruptura del uniforme inamobible de los trabajadores nipones?. Pues quizás esto:
Puede que sea una anéctoda periodística sin más, pero si unimos el hecho de ver multiplicados por doquier carteles de este tipo (éste en una habitación de hotel):


a la obediencia sistemática y convencida de los japoneses a las normas establecidas, es fácil deducir que se trata de la aplicación masiva de una de las medidas más sencillas, lógicas y baratas de eficiencia energética mediante la reducción de demanda. No existe un lugar en Japón en el que se pase frío en verano, a diferencia de otros lugares como Singapur, Oriente Medio ...y Occidente. Incluso para superar las puntas de calor que se deben soportar en el metro -acondicionado hasta en los andenes- o en la calle, se venden en todos los Mart unas toallitas desodorantes húmedas. Es definitiva, reducir el consumo en climatización yendo a la raíz, al objetivo. Éste no es refrescar un edificio, sino hacer que sus ocupantes estén cómodos. Éste concepto, que se trabaja básicamente en Ergonomía, se olvida muy a menudo cuando a diseño de sistemas de confort se refiere, y es de sentido común. Cuándo un país cierra sus 54 reactores nucleares, si no utiliza el pragmatismo, puede tener problemas muy serios.
Otra sorpresa. Las ciudades niponas son impolutas hasta límites suizos (esto no es parte de la sorpresa, claro). Parece un crimen capital dejar que un papel toque el suelo. Bien, pues, utilicemos las papeleras. Sin embargo ¿Dónde están?. Recuerdo haber acarreado latas y papeles durante horas o incluso haber llevado al hotel sin encontrar algo muy normal en nuestros países: un recipiente, pagado y mantenido por la Administración, para dejar allí todo tipo de desperdicios. Al fin encuentras un punto con ordenados pequeños contenedores de reciclaje. Sin embargo, todos son privados, normalmente situados a la puerta de un supermercado o al lado de las omnipresentes-e impolutas-máquinas de vending callejeras. No existen papeleras públicas. El erario público no tiene por que gastar recursos para recoger desperdicios generados por negocios privados. Si las empresas y sus productos generan basura, ellas la recogen. Tiene lógica, y una vez más, sentido común. Es difícil ver servicios públicos de limpieza en la calle...porque hay muy poco que limpiar.
Además, el reciclaje-y sabemos que Japón no está todavía al nivel de países del Norte de Europa- es el más riguroso que he visto nunca por parte de los usuarios. En cualquier local de cómida rápida, por ejemplo, todo el mundo, todo, separa obedientemente el vaso de cartón de la bebida de su tapa de PE, de la pajita de PP y del agitador de madera, y todo va a papeleras diferentes. Es como un juego infantil de encaje de figuras. Incluso los contenedores de envases de plástico disponen de bolsitas para guardar aparte...los tapones, generalmente de PP, mientras que la botella es de PE. ¿Una muestra más del carácter obsesivo y detallista del país?...No creo. Si tu basura doméstica no está correctamente separada, no te la recogen y el pequeño cubo de tu casa será un peligro de salud pública...¿Para qué gastar dinero en costosas plantas de separación de residuos?.


Sí, es cierto que en otros aspectos el derroche energético parece una locura, sobretodo en zonas céntricas de Shibuya, Shijuku, Ginza o Akihabara. Millones de watios lumínicos y sonoros inundan la calle durante toda la noche. ¿Pero, de dónde procede ese "malgasto"?. ¿Del alumbrado público, como en Valencia? No, más bien las ciudades aparecen como Berlín, a media luz. ¿De la iluminación de monumentos y edificios, como en Dubai? No, sólo algunos emblemas como la Torre de Tokyo (con vapor de sodio) disponen de ella.


Todo ese caleidoscopio de luz y sonido procede sólo de negocios privados, agrupados en una densidad increíble. Apilados en estrechos edificios de hasta 10 plantas en los que fácilmente pueden haber 5 bares, restaurantes, salones de belleza y agencias de viaje en cada piso. Además, la competencia es brutal. Cualquier tienda, bar o restaurante, necesita publicitar intensamente sus productos y servicios, sea con sus empleados a grito pelado en plena calle, pantallas de LCD con videos a todo volumen o mediante llamativos rótulos y figuras gigantes de cangrejos. Un negocio que no se haga ver entre esa masa de rótulos, neones y LEDs está condenado. Como argumenta el CTE español en el apartado de eficiencia lumínica, el uso de energía para iluminación esta libre se ser eficiente si su uso es por motivos de representación. En Japón, se lleva al límite. Eso sí, no son tan generosos con el aire acondicionado de los comercios como muchos de los nuestros, empeñados en cazar al sudoroso viandante desde la calle o en refrigerar plazas enteras. Allí todavía se usan las puertas.
El uso de las bicicletas merece una mención. En muchas ciudades de España y otros países europeos, los ayuntamientos invierten fortunas en imaginativos- y no tanto- carriles bicis y en sistemas de alquiler para extender este medio de transporte, de evidentes ventajas. Los resultados son dispares y los conflictos entre usuarios de vehículos a motor, peatones y ciclistas son muy frecuentes. Por eso impacta observar ciclistas (gran parte de ellos de edad avanzada) circulando en calles de Tokyo, Kyoto o Hiroshima sobre aceras de apenas un metro esquivando a viandantes de manera completamente natural. Efectivamente, apenas existen carriles bici en Japón y el gobierno recomienda, por seguridad, utilizar las aceras. Y eso que no se trata de algo minoritario. Por el contrario, es un medio de transporte muy generalizado y única alternativa al transporte público dentro de las ciudades.
Y lo más chocante es que no existe ningún problema, ni sobresaltos (En Berlín y Munich puede ser estresante pisar accidentalmente un carril bici) ni malas caras. Los encuentros se resuelven con la habítual cortesía oriental. Él aminora, yo me aparto a un lado, el pasa y listos. Así, cualquier ciudad es accesible a toda su superficie en bicicleta. Unido a los problemas de acceso del vehículo privado (concentrado en autopistas), permiten una inusitada ligereza de tráfico en las calles, ocupadas básicamente por taxis, ciclistas y peatones. Y sin invertir en kilómetros de carril bici primorosamente ejecutado.
Finalmente, he de decir que resulta enormemente impactante la imagen de aparente caos total de líneas eléctricas y telefónica cruzando masivamente el aire de las vías secundarias. Ésa es la imagen en cualquier calle de un país en vías en desarrollo, pero no de la segunda economía mundial. Sin embargo, pronto se advierte un hecho curioso. Es muy difícil tropezar con alguna calle levantada por trabajos en el tendido de cualquier servicio. De hecho, la única abertura de zanja que vi fue por una avería en el alcantarillado. Se abrió sobre las diez de la noche y no quedaba rastro de ella antes de las siete de la mañana del día siguiente.


De hecho, qué mejor manera de realizar rápida y fácilmente cualquier mantenimiento que teniendo todo el sistema completamente aéreo. Y eso sin detrimento de la calidad. Viví los efectos de un tifón en Tokyo, y en medio de lluvias torrenciales y viento huracanado, no fallaron ni los proyectores que iluminaban enormes rótulos frente a mi hotel, que se balanceaban como locos en pleno huracán.

Muchos dirán que Japón no es ni mucho menos un buen modelo a seguir. Estoy de acuerdo, matan ballenas, asesinan delfines y se les inundó una planta nuclear en zona de tsunamis. Pero también creo que seria bueno que fuéramos aprendiendo un poco de lo bueno de cada sitio, sobretodo si surge de la aplicación de algo que parece que todos vamos perdiendo rápidamente, el sentido común

Carlos Moreno
agosto de 2012